Concluyendo o empezando???
Hemos concluído la lectura de Filosofar desde Nuestra América... Se ha iniciado el vuelo y todavía nos falta por aterrizar. Quedan pendiente muchas, muchas cuestiones, objeciones, análisis para profundizar. El diálogo que hemos mantenido como grupo nos enriquece, ayudó a la comprensión y dilató el horizonte de nuestras miras. Quedan pendientes publicar los textos ¿problematizadores? de los que hemos expuesto conforme al análisis de cada una de las secciones de la obra. Mientras eso sucede, quisiera aquí pegar una reseña que hicieron Pilar Rodríguez y Ricardo Rubio (ambos de la Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina). El vínculo al original se encuentra en la Revista Pensares y Haceres (que pueden buscar en el blog). Vamos al asunto, les parece.

Filosofar desde Nuestra América
Ensayo problematizador de su modus operandi [a]
Pilar Rodríguez
Ricardo Rubio
En este trabajo nos proponemos presentar de forma breve el libro arriba mencionado, el cual ha sido escrito de un modo accesible en la convicción de poner el conocimiento al alcance de sectores más amplios. El mismo apunta, no a orientarnos, sino a “surearnos”, en la compleja cuestión de cómo generar o producir conocimiento autónomo, pertinente para nuestra situación histórica de dependencia, superando los amenazantes obstáculos epistemológicos, dentro de los cuales destaca el olvido de la profunda historicidad del filosofar.
El autor intenta, a lo largo del trabajo, esclarecer en qué consiste un filosofar que sea “nuestroamericano”, cómo y para qué hacerlo.
En su búsqueda de autonomía relativa en el pensar se remite a la tradición latinoamericana, echando mano a autores/as de la propia tradición en un intento de revalorizar lo propio, de filosofar a partir de tradiciones de pensamiento propias, escogiendo como sus interlocutores a los grandes maestros del pensar latinoamericano.
Nos plantea la posibilidad de una filosofía “nuestroamericana” abierta a todas las vías posibles de enriquecimiento, incluyendo el fecundo campo del saber social, y en coherencia con ello no se plantea una filosofía exclusiva para filósofos, sino que concibe al filosofar como un ejercicio que pueda ser accesible a amplios sectores.
En tal sentido son esclarecedoras las palabras del prólogo de la presente obra, por parte de Arturo Roig, donde sostiene que la razón, ordenadora de la eticidad como herramienta de los dominadores del mundo para los cuales el orden era y es el reaseguro de su dominación y explotación, viene a ser quebrada por esa moral subjetiva, inteligencia de los explotados, fuerza emergente cargada de historia.
El autor nos acompaña delicadamente en el proceso de reflexionar acerca de la posibilidad y necesidad de un filosofar nuestroamericano. Comienza por interrogantes relacionados a sobre qué filosofar. Así ingresa la realidad como categoría compleja y el autor nos explica que comprende a la realidad como al objeto del filosofar nuestramericanista, el qué o sobre qué filosofar. Ahora bien, la acción de filosofar, como toda tarea intelectual, se desarrolla situación (proveniencia social, temporalidad, finalidad, valores, etc.), esa situación debe ser examinada. El filosofar implica tanto especificar qué se piensa desde esa situación, como cuestionar esos ‘desde’.
La ilusión de transparencia (creencia en un acceso filosófico directo a la realidad) es un obstáculo epistemológico, fuente de dogmatismos y de violencia. Puede ser sorteado a través del pensar, moviéndose entre mediaciones para construir accesos a lo real.
Tal como adelantamos el filosofar nuestroamericano es filosofar sobre nuestra realidad, a partir de nuestra historia. Hay dos puntos que nos ha resultado altamente clarificantes respecto al tema. Por un lado, el pensar que no siempre la filosofía necesita volver sobre su pasado, pero sí en situaciones de subordinación o marginación cultural porque, en ellas, la memoria ha tendido a ser borrada y no se sabe dónde se está. Por otro lado, el reflexionar que esa memoria, parte de nuestra tradición, puede estar operando subrepticiamente, aunque nosotros la desconozcamos.
Se debe prestar especial cuidado a quienes postulan que la filosofía es culminación, coronación, de la cultura de los pueblos. En regiones de subordinación, esto puede llevar a asociar la falta de revolución cultural con falta de filosofía; argumentando que el proceso del filosofar, en la región, ha sido un proceso alienado. Este obstáculo es denominado por el autor como antimodelo paradigmático. Un enfoque historiográfico diferente, fundado en una historia materialista de las ideas, sería un modo de poder superar tal obstáculo. El pensamiento no académico tendrá un lugar en esta historia.
La filosofía nuestroamericana tiene un importante papel transformador, y para ello, la crítica, la creación y la utopía son fundamentales. El autor desarrolla de diferentes modos la relación entre pasado, presente y futuro; con atrevimiento podríamos hablar de tradición, realidad y utopía.
El Dr. Arturo Roig nos ayuda en la comprensión y relación entre los temas al explicar que la tarea crítico-creativa no es una tarea individual, sino que es un patrimonio de incontables voces que tienen su ámbito en el momento decisivo de la cotidianidad, decisivo para la vida y para todos los metadiscursos. Nuevamente se nos impone hacer referencia al hincapié que el autor realiza en que su texto sea comprensible por mayor cantidad de personas, aportando ya en el sentido de una construcción de la historia que no sea sólo académica.
Este hacer filosofía crítica y creativamente es puesto en riesgo por dos obstáculos. El primero es la actitud acrítica e imitativa, según la cual todo lo que viene de afuera es mejor e imitable, y todo lo que se hace en la región es particularismo, a diferencia de lo que viene de afuera que es universal.
El segundo obstáculo es la dialéctica interrupta, caracterizada por el autor como un movimiento típicamente gattopardesco (todo cambia para que todo siga igual).
Transformar la realidad es el horizonte que da sentido a la existencia de una filosofía nuestroamericana, es su punto de partida motivador y es también su punto de llegada, toda vez que favorece cambios tendientes a la justicia con dignidad. El principal obstáculo es la convicción de que la filosofía es inútil, que no tiene una función inmediata respecto de la realidad. La filosofía aporta sobre la base de ese horizonte que la realidad proporciona. La realidad es objeto del pensar filosófico y se la piensa para colaborar en su transformación. Es menester también evitar la pretensión de autosuficiencia de la filosofía, como si ella pudiera cambiar la realidad. La autosuficiencia de la filosofía es una ilusión sumamente esterilizante.
Son dos los puntos que nos interesa destacar luego de la lectura del libro analizado. El primero es sus aportes a la sistematización y superación de obstáculos epistemológicos con los que día a día nos encontramos y que, día a día también, reproducimos. La forma clara y ordenada con que han sido presentados ayuda a tenerlos presente, y nos deja sin eximisión posible respecto al intento de sortearlos.
El segundo punto es más bien expresión de una necesidad, la de compartir que la utopía como fuerza movilizadora, como fuente de energía, se alimenta en la lectura de textos como este, en los que uno encuentra y se encuentra en horizontes compartidos con otro, otro que desde lejos busca, como nosotros, formas de ‘surear’
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[a] Autor: Horacio Cerutti Guldberg. Co-editado por el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias y el Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos, UNAM. México, 2000.
Agrego el vínculo del original:
Filosofar desde Nuestra América. Ensayo problematizador de su modus operandi
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